Cultiva el espíritu de la meditación como cultivas tu jardín.
Si la conciencia del despertar y el vivir en calma son las consecuencias de la práctica, buscarlas te dejará sin duda en el punto de partida.
Por lo tanto, tendrás que dejar tus ilusiones a un lado del camino y cultivar el espíritu de abandono para avanzar en el camino de la meditación.
Abandonando cualquier espíritu de lucro es como paradójicamente obtenemos lo que ya no buscamos.
Ahora que sabes que necesitas cultivar la mente de la entrega en lugar de la mente del beneficio para acceder a esta mente meditativa, ¿cómo, en términos prácticos, debes hacerlo?
Simplemente abandonando tus creencias y abriéndote al vacío.
El vacío es una casa acogedora, sin puertas ni ventanas, en la que nuestros visitantes, pensamientos y emociones, entran y salen constantemente.
Meditar es sobre todo observar y aceptar la realidad tal y como se presenta, es no huir ni buscar nada, es permanecer simplemente en el "aquí y ahora".
Cuando meditas :
- Muévete lo menos posible,
- Acoge todo lo que está por venir,
- Un contrato esencial que debes hacer contigo mismo,
- Quédate quieto y observa todo lo que ocurre tanto en el exterior como en el interior, sin centrarte en un punto concreto.
- Estar en un estado de completa apertura y no en un estado de concentración que sería lo contrario de lo que te estoy recomendando.
Aquí hay una aclaración importante:
Concentrarse es fijar la atención en un punto concreto y cerrarse a otros puntos. El espíritu de apertura, que se requiere aquí en la práctica meditativa, es, por el contrario, permanecer abierto a la totalidad, sin polarizar en ningún punto en particular.
Extracto del libro Aprende a meditar con la meditación Tangram de Christophe Lorreyte
